Los especímenes recolectados en terreno deben ser procesados de la forma más adecuada posible, de acuerdo a sus características físicas y al grupo taxonómico al que pertenecen (véase algunos detalles aquí). De esta manera, se asegura que los ejemplares lleguen al laboratorio correctamente fijados, estabilizados y acompañados de sus respectivas etiquetas con la información del evento de colecta, requisito fundamental para continuar el proceso curatorial que permitirá la conservación indefinida de los ejemplares en una colección biológica.
El proceso curatorial de las colecciones biológicas consta de varias etapas, entre las que se incluye la recepción del material, la preparación y preservación, la documentación y el almacenamiento (Stanfield et al., 1994).
En esta sección, se detallan los principales aspectos del proceso curatorial posterior al trabajo de terreno, para desarrollar colecciones biológicas bajo estándares mínimos necesarios para la conservación y disponibilidad de los especímenes a largo plazo.
Adquisición o recepción
El envío del material al laboratorio se puede realizar apenas finalizado el trabajo de campo en el caso de colectas ejecutadas específicamente para enriquecer las colecciones, o luego de completada la fijación/montaje, conservación y estudio de los ejemplares, para el caso de proyectos de investigación que colectan el material para otros fines, por ejemplo, estudios ecológicos o de evaluación ambiental. Es importante que una vez finalizados estos proyectos, se depositen parte de los especímenes examinados en colecciones establecidas, pues de esta forma en el futuro se podrá demostrar la fiabilidad de las determinaciones taxonómicas reportadas en sus informes, publicaciones u otros resultados, haciéndolas reproducibles y comprobables (Bianchi & Gonçalves, 2021).
Apenas finalizada la recolección, etiquetado y fijado, los especímenes obtenidos en terreno se deben almacenar organizadamente bajo condiciones ambientales estables y deben ser sometidos a un monitoreo periódico hasta el momento de su envío al laboratorio, comprobando regularmente sus condiciones de conservación para evitar, por ejemplo, el desarrollo de hongos en material seco; así como el nivel y la concentración del fijador en el material húmedo, para renovarlo en caso de ser necesario. De esta manera los especímenes podrán cumplir sin problemas los requisitos mínimos para su envío.
Entre los requisitos mínimos para la recepción de especímenes en las colecciones, se pueden mencionar los siguientes:
- Que los especímenes cumplan con la legislación aplicable y cuenten con los permisos correspondientes, en caso de ser necesarios1.
- Haber completado, al menos parcialmente, el proceso de fijado o estar almacenados de manera estable, en condiciones adecuadas al método de conservación aplicado.
- Contar con la información mínima de recolección, registrada en etiquetas resistentes y legibles, asociadas de manera segura y duradera a cada ejemplar/lote.
- Ir acompañados de la información asociada a cualquier numero de campo que pudiesen tener asignado (e.g. copias de planillas, libretas de campo, etc.).
Envío de los especímenes
Llegado el momento, el material puede ser preparado para su envío. Previamente se debe contactar al curador o administrador de la colección a la que se desea enviar los ejemplares, para detallar las características del material, y recibir instrucciones específicas. En algunos casos puede ser necesario llenar formularios, siguiendo el conducto regular establecido por la institución.
Para hacer el envío de colecciones húmedas se recomienda utilizar frascos de plástico con tapa rosca, lo más ajustados posible al tamaño de los especímenes, para minimizar al máximo la cantidad de liquido, sin comprometer la conservación del ejemplar. Para material que ya ha completado el proceso de fijado, siempre que el envío tome poco tiempo, es posible incluso reducir el liquido al mínimo necesario para mantener una humedad constante. Esto es especialmente útil para ejemplares de gran tamaño, que pueden ser envueltos en gasa u otro material absorbente que no libere partículas, el que se empapa en liquido conservante.
Es muy importante tomar medidas para evitar filtraciones del liquido, particularmente de alcohol, pues al ser una sustancia inflamable, está afecto a restricciones especiales por parte de aduanas y empresas de correo. En este sentido, es conveniente utilizar sellos adicionales para las tapas (e.g. parafilm) o incluir los frascos dentro de bolsas de plástico termoselladas, que permitan ver el contenido sin necesidad de romper el sello. Lo anterior es importante sobre todo para envíos internacionales, donde los ejemplares podrían ser inspeccionados. Una medida adicional para el caso del alcohol es utilizar temporalmente y solo para el envío de material que haya completado su fijación, concentraciones menores a 24%, umbral bajo el cual este líquido no es considerado inflamable. Es importante que esto se mencione explícitamente en la documentación acompañante.
Cuando los ejemplares son suficientemente pequeños como para ser almacenados en tubos eppendorf o criotubos de pocos ml, la preparación puede ser incluida dentro de un sobre acolchado, lo que permitirá disminuir los costos de envío; mientras que para ejemplares mayores, será necesario incluirlos en cajas adecuadas al tamaño del frasco, rodeados de material de relleno bien ajustado, para minimizar o impedir el movimiento.
El envío de material en seco se debe realizar en cajas bien acolchadas, con los ejemplares separados e inmovilizados para evitar el contacto y destrucción o erosión por roce. Para ejemplares individuales se puede utilizar un fondo blando (e.g. espuma plástica) sobre el que previamente se ha tallado la silueta del espécimen. Antes de posicionar el espécimen, se debe forrar la cavidad con material blando y suave (e.g. papel absorbente), que actúe como amortiguador y luego se debe cubrir con otra capa del mismo material del fondo, para cerrar y aislar completamente al espécimen.
En el caso de material entomológico para conservación en seco, este se puede almacenar dentro de sobres triangulares de papel o en camas de algodón preparadas sobre cartón y papel celofán; o mejor aún, montados en alfileres entomológicos, pinchados dentro de cajas de cartón de tamaño adecuado y debidamente preparadas para evitar el movimiento de los ejemplares.
En todos los casos es importante incluir una carta de envío, en la que se describa detalladamente el propósito y contenido del envío, mencionando también el cumplimiento de la normativa vigente asociada a los ejemplares2 La carta debe ir en el interior, acompañando a los especímenes; sin embargo, también es conveniente agregar una copia por fuera, para que pueda ser extraída y leída con facilidad sin necesidad de desempacar el contenido.
Preparación y preservación
Una vez recibidos los especímenes en el laboratorio, se les asigna un numero de entrada, que permite mantener la asociación entre todos los ejemplares recibidos en el mismo envío. Este numero también es útil cuando se reciben muestras misceláneas con múltiples taxones obtenidos de una única trampa o muestra de sustrato, ya que a futuro permitirá reconstruir esas recolecciones, aun cuando los especímenes sean separados en diferentes secciones de la colección.
Luego, el curador o administrador de la colección revisará el material para comprobar que cumple con las condiciones informadas previamente. En esta etapa se comprueban las condiciones generales de conservación, para definir el tratamiento que será necesario aplicar a continuación. Al mismo tiempo, se le informa al legatario de la recepción conforme y se le envía los números de catálogo asignados preliminarmente en caso de que estos hayan sido solicitados para su inclusión en manuscritos o publicaciones.
Luego de guardar las etiquetas originales, se preparan las etiquetas definitivas, que pueden ser impresas o manuscritas, conteniendo la información registrada por el colector, junto a los números de ingreso y de catálogo y la determinación preliminar. Es importante que para las etiquetas se utilice papel de buena calidad, libre de acido e idealmente de algodón. También se debe ser cuidadoso al elegir la tinta que será utilizada, siendo recomendable el uso de tinta china negra, pues permite asegurar que no se diluirá en el líquido conservador.
Junto con toda esta información registrada en la etiqueta, los especímenes deben ser transferidos a su contenedor definitivo, que generalmente es de vidrio con tapa metálica provista de un sello aislante interno de polietileno. Si fuese necesario, en esta etapa se realizará una renovación del líquido conservante.
Para el caso de colecciones secas, los especímenes serán revisados y mantenidos en cuarentena, para evitar la propagación de eventuales plagas, como esporas de hongos, huevos de insectos, etc. que pudiesen venir adheridas. Para eliminar estos vectores de contaminación, los ejemplares pueden ser incluidos dentro de bolsas herméticas e ingresados a un congelador, donde permanecerán por un periodo de varios días, hasta asegurar la inactivación de todo riesgo de contaminación.
Una vez finalizada la cuarentena, los ejemplares serán trasladados a sus contenedores definitivos, que generalmente son cajas de cartón con fondos de espuma plástica, frascos con fondo de algodón o cajas entomológicas, donde los especímenes se mantienen pinchados. En caso de ser necesario, algunos ejemplares, como por ejemplo los insectos enviados en sobres o camas de algodón, deben ser incluidos en cámara húmeda, para reblandecer el espécimen y permitir su montaje definitivo con alfiler entomológico.
Documentación
Una vez asegurada la conservación de los especímenes y sus datos, se debe completar el proceso de documentación de las colecciones, que permitirá registrar de manera segura y durable toda la información asociada a los ejemplares. Este proceso, que comienza con el registro de información en terreno y asignación del número de campo, continua en laboratorio con el etiquetado y la asignación de los números de entrada y de catálogo. Además, incluye la determinación preliminar que permite ordenar y definir el tratamiento más adecuado para el material.
La información de colecta asociada a las etiquetas, así como otras fuentes adicionales de información (e.g., libretas de campo, planillas en excell), debe ser ingresadas o registradas en una base de datos o catálogo, que además de asegurar el ordenamiento de la colección, permiten recuperar y acceder a los especímenes, una vez que ellos han sido almacenados. Existen diversos software para el registro del material, sin embargo, siempre es recomendable mantener un respaldo en papel, que asegure la conservación permanente de la información.
Para el catalogado de los especímenes se recomienda utilizar un libro de registros de buena calidad, y emplear lápices de buena calidad, para asegurar su conservación a largo plazo. En el catálogo de la colección, se establece formalmente la asociación del numero de catálogo al espécimen y se registra la información minima
Asignación de numero de catálogo.
Determinación de los especímenes
Para la determinación preliminar, se realiza una clasificación general hasta el nivel más bajo posible, idealmente familia o género, para finalmente intentar la identificación de la especie. Esta información es importante, porque dependiendo del sistema de ordenamiento empleado, permitirá definir la ubicación definitiva del ejemplar dentro del depósito de la colección.
Una vez que los especímenes están separados por grupo taxonómico, ellos están en condiciones de ser determinados por el curador encargado de la colección o de ser reservados/enviados en consulta al taxónomo especialista en ese grupo. En caso contrario, y particularmente cuando la determinación preliminar permite alcanzar un nivel relativamente bajo, los ejemplares se ingresan
Catalogado y registro en base de datos
Almacenamiento
Asignación de espacio en la colección. Tipos de colecciones y ordenamiento de ellas.
Referencias
- Bianchi, F.M. & L.T. Gonçalves, 2021. Getting science priorities straight: how to increase the reliability of specimen identification? Biology Letters 17: 20200874.
- Stanfield, G., J. Mathias & G. Reid (1994) Manual of Natural History Curatorship. Museums & Galleries Commission, HMSO, London, 306 pp.